Una balsa es la única alternativa de supervivencia que tiene el náufrago para afrontar un episodio caótico y desesperante.
La situación en la cual nos vemos inmersos hoy nos obliga a quedarnos en casa, cara a cara con una serie de enigmas que aparecen tanto en el plano personal como en el plano social, económico y político. Frente a esta sensación de naufragio es que nos aferramos a elementos que nos permitan "flotar" en este océano de incertidumbre.
Por eso sería acertado pensar a nuestra cama como parte integral de la balsa que construimos, en definitiva la cama es un símbolo del hogar, el refugio, lo familiar. La balsa que construimos hoy la armamos con cualquier elemento de la cotidianidad que tengamos a mano y nos de "flotabilidad". Pero también es importante que nuestra balsa cuente con aquellos elementos que nos permiten flotar en un sentido menos literal de la palabra, me refiero a los objetos y las actividades que nos ayudan a mantener la dirección para atravesar lo incierto y son fundamentales para que nuestra cabeza no quede bajo la superficie, son las cosas a las que recurrimos día a día para mantenernos optimistas y no sentirnos detenidos.
Como cada persona tiene distintos elementos a los que puede recurrir cada balsa es diferente y, de algún modo, un reflejo de nosotros mismos. Algunos, incluso, pueden fracasar en la búsqueda de elementos para construir su balsa y deciden quebrar las normas del aislamiento social a modo de protesta frente a una situación en la que es difícil encontrar un responsable.